¿Cuantas veces se ha escuchado al creador de un negocio decir que este es su bebé? Bueno, sin querer comparar una empresa con un bello bebé, vamos a enlistar el por qué al emprender nos hacemos padres, incluyendo vacunas y un par de trucos, como cuando nos dice “póngale
un papel en la frente para que se le quite el hipo”.
Antes de nacer el bebé necesita padres, un emprendimiento igual, los papás y mamás de la idea son tan diferentes entre ellos que no siempre permanecen juntos para ver cómo crece, por eso debemos crear todo un plan paso por paso, para dar un buen comienzo a este nuevo miembro de nuestra vida.
La práctica ideal dicta que el proyecto debe concebirse antes de un compromiso serio y firmado, por eso debemos hacer todo lo que esté al alcance para asegurar la correcta validación de nuestro concepto antes de dar el “sí”.
Una vez que sabemos que ese primer retoño crecerá con fuerza, el primer paso es repartir responsabilidades antes de firmar esa especie de matrimonio. Traducido esto: hablar de nuestro porcentaje de acciones antes de firmar la sociedad. Esto debe conversarse de forma directa, transparente y sin miedo, así, por experiencia propia, la relación fluirá de mejor manera y en caso de separación las famosas cartas están sobre la mesa desde el inicio.
Conforme el niño crece sabemos que gatea antes de caminar; naturalmente sabe cuando llega el momento correcto para hacerlo, sabe que debe ir probando el terreno para dar sus primeros pasos y mantenerse en firme sus años posteriores. Así mismo como emprendedores, antes de tirarnos al agua debemos aprender a chapotear. De esta forma nuestros proyectos podrán nadar con fuerza. Fracasar no está mal, lo malo es no aprender las lecciones de haber fracasado.
Por supuesto cuando aquel niño va creciendo necesita de educación y un buen desayuno con cereal, fruta y uno que otro helado de vez en cuando, no solo de pinto vive el niño, así mismo nuestro emprendimiento debe nutrirse cada día. Debemos educarnos y buscar esos profesionales que nos ayudarán a darle el mejor futuro a nuestra inversión, pero no olvidemos darle una buena imagen, preocuparnos por tener una buena primera impresión. No sé si lo sabían, pero el consumidor cuando tiene dos productos de la misma calidad y el mismo precio, selecciona el más atractivo visualmente, una de las tantas razones válidas para poner la imagen como aspecto prioritario.
Por último la crianza de un niño requiere de un planeamiento económico que nos permita poder actuar en esas épocas de vacas flacas. Crear un negocio requiere el mismo planeamiento pero más detallado, ya que una empresa pocas veces retorna la inversión en menos de 3 o 4 años,
que es cuando en teoría cumpliría su mayoría de edad, así que debemos estar preparados para agregar monedas al chanchito durante este tiempo, antes de poder sacar las ganancias.
Al igual que ver crecer una familia, un emprendimiento requiere de apoyo, paciencia, constancia, dedicación y sobre todo amor y mucha pasión. Seamos abiertos al ver los errores y corregirlos, y celebremos cada acierto.
En repaso los pasos para emprender serían:
- Validar la idea
- Encontrar mi factor diferenciador
- Crear una estructura jurídico empresarial sólida
- Educarse, no somos “soyla”, valoremos a cada experto en su área
- La imagen es prioritaria, dediquemos tiempo a esto
- Construir una red de apoyo
- Invertir lo necesario, sin esperar un retorno inmediato
- Aprender del fracaso, no odiar al fracaso
No olviden tomar sus sueños en serio, así les darán alto valor desde el inicio y siéntanse orgullosos de ser emprendedores.